Línea del tiempo… ¿Podemos borrarla?

Sin lugar a dudas, el paso de los años, ha influido significativamente para que el protocolo y la etiqueta hayan sufrido cambios necesarios que se adecúan a los nuevos tiempos en el mejor de los casos, en otros han sufrido cambios no del todo positivos sugeridos e invocados por personas que aluden constantemente los cambios que deberían ser parte del siglo XXI y que tienen la idea de una modernización casi obligatoria como si de una moda se tratara, incluso me atrevo a decir que muchas pautas de comportamiento ya están en proceso de desaparecer, y para citar un solo ejemplo basta mencionar la palabra caballerosidad.

Si bien el protocolo no se rompe ni se salta aunque algunos medios así lo afirman con insistencia cuando cubren noticias de eventos oficiales independientemente del país o gobierno, es flexible y puede adaptarse, precisamente sirve para facilitar las relaciones sociales, profesionales y diplomáticas a través de normas que rigen en la celebración de determinados actos.

El año 2013, cuando el Papa Francisco, siempre caracterizado por su cercanía con la gente, conoció a la Reina Musulmana Rania de Jordania, hizo una reverencia ante ella “rompiendo” totalmente el protocolo establecido ya que según el protocolo vaticano, si un Jefe de Estado católico visita al Papa acompañado por su cónyuge sin haberse casado por la iglesia, el cónyuge no puede ser admitido(a) en la audiencia papal aunque luego pueden saludarse.

Tan inconforme quedó el Papa Francisco con esta práctica que cuando el entonces Presidente de la Nación Argentina, D. Mauricio Macri casado en terceras nupcias con Dña. Juliana Awada, se reunión con él, decidió cambiar el protocolo para recibir a ambos en la audiencia, gesto que posteriormente fue interpretado como una manera de integrar a las personas divorciadas a la iglesia.

Por lo que podemos concluir que el protocolo no se rompió ni se saltó, simplemente fue modificado ya que como dije antes, el protocolo es flexible y puede adaptarse, y por otra parte vemos también que el protocolo comunica, pues el protocolo es comunicación.

Por otra parte, tampoco la etiqueta es la misma para todos ya que depende de cada cultura, no es posible pretender que un comportamiento sea el correcto y adecuado en el altiplano paceño de la misma manera que en la ciudad de La Paz, para mejor comprensión… un apthapi es servido en el suelo, en contacto directo con la naturaleza y no se utilizan cubiertos, y no por eso vamos a decir que está mal, posiblemente algunos lo verán como inadecuado, tal vez sea bueno conocer más allá de nuestro entorno. Es lo mismo cuando en algún país asiático emiten sonidos al comer, para ellos es bueno e incluso necesario.

El respeto, la cordialidad y la hospitalidad son los complementos de la etiqueta… sin respeto poco podemos hablar de educación y mucho menos de etiqueta, es por ello que debemos ampliar nuestros horizontes, respetar y aceptar otras costumbres y culturas.

Volviendo al protocolo y la etiqueta, lo que debemos hacer es adecuarnos a cada situación, conscientes de que la ética debe estar presente en todo momento. Podemos decir que el protocolo es una ciencia milenaria ya que fue en el año 3000 a.C. que los egipcios desarrollaron el primer protocolo y ceremonial de Estado según registros, sin embargo es necesario destacar que en lo que hoy es América, ya existían rituales, ceremonias e incluso protocolo.

A lo largo de la historia, hubieron eventos que sin duda marcaron e influyeron de una u otra forma nuestra evolución, por una parte están los factores humanos y por otra los naturales y es que hasta nuestros tiempos el protocolo y la etiqueta además de ser una importante necesidad, también sufrió cambios y modificaciones adaptándose a la época y a cada situación.

El código de Hammurabi ya daba pautas y criterios que regían la vida de los babilonios con el objeto de fomentar el bienestar entre las personas en el año 1760 a.C.

Se atribuye a la emperatriz Teodora (Siglo XI), la invención de lo que hoy conocemos como tenedor, sin embargo fue hasta el siglo XIX que la costumbre de comer con las manos se perdió.

En el siglo XV el Duque Philippe III de Borgoña también llamado Felipe el bueno creo un manual de protocolo donde ya hablaba de donde debían sentarse las personas, como servir y en qué orden.

En Venecia el año 1528, se publica el manual de política y costumbres de Baldassare Castiglione llamado Il Cortigiano (El Cortesano).

Y así podemos seguir nombrando una serie de sucesos hasta llegar al famoso Manual de urbanidad y buenas maneras de Manuel Antonio Carreño, tampoco debemos olvidar que también hubieron distintos eventos naturales como pestes y pandemias además de guerras en distintas épocas, que influyeron significativamente en este proceso y que hoy por fin podemos beneficiarnos como para que alguien venga y a título de la modernidad diga que esto es obsoleto, si de lo que se trata es de seguir mejorando, avanzar y no perder los valores y buenas costumbres que nos permiten ser mejores cada día. Entiendo que hay quienes desean simplificar las cosas, pero para mí es como pretender utilizar una camisa sin planchar, porque es más práctico, o peinarse una vez a la semana por que estamos en el siglo XXI…



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