Termino 3/4 y un mesero…

No se trata de un oficio cualquiera, mucho menos de poca importancia, lejos de lo que muchos pueden pensar de manera disparatada, junto a las exquisiteces y especialidades que ofrece un restaurante (independientemente de su tamaño), son la clave para que los clientes se den una segunda vuelta, y mejor aún son quienes se encargan de fidelizarlos.

Un mesero, mozo o camarero es la persona que tiene la responsabilidad de brindar atención a las personas que acuden a un restaurante.

Es el encargado de tomar los pedidos y proporcionar los alimentos y bebidas que solicitan los clientes, durante su permanencia en el establecimiento, prestan su asistencia durante toda su estadía.

En la mayoría de los restaurantes, son los que también están encargados de pasar la cuenta de todo lo que se consumió. En algunos casos, especialmente cuando se trata de un restaurante de mayor categoría, esta responsabilidad recae sobre el capitán de meseros, también conocido como maître.

El mesero, tiene a su cargo la atención de una cantidad determinada de mesas, especialmente cuando se trata de un restaurante grande. En eventos oficiales, según mi experiencia, es recomendable que un mesero se haga cargo de hasta dos mesas de 8 personas cada una como máximo, para que la atención sea pronta y oportuna, y en lo posible con la ayuda de un compañero, en realidad es muy importante ver el tipo de evento.

Hace algunos años atrás, recuerdo que llegaron a nuestro país, varios Presidentes y Jefes de Estado, y en la cena hubo un servicio totalmente personalizado, había un mesero por cada uno, alrededor de 20 meseros ingresaban al comedor de manera ordenada, el servicio de mesa era americano, es decir que los platos venían emplatados desde la cocina, ingresaban formando una sola fila, pues cada uno de los meseros era responsable de un comensal, además de ser muy vistoso, a cada autoridad se reponía el siguiente plato al mismo tiempo. Que importante es que cada comensal sepa respetar el ritmo de la comida, como sabemos, no se sirve el siguiente plato hasta que todos hayan terminado.

Volviendo a nuestro tema, un mesero siempre debe estar atento a las necesidades del cliente, debe ser observador, su expertise le permite intuir y/o prever las posibles necesidades del comensal y acudir de manera inmediata cuando se le cae la servilleta, para reponer la bebida, etc.

Bajo ningún concepto, el mesero debe hablar de tú a tú a los clientes/comensales, por muy conocidos o habituales que sean, de la misma manera, el cliente no debe hacerlo, debe haber un margen de respeto entre ambos.

Es posible que muchos se estén preguntando por que soy tan imperativa si vale el término, con las actividades de un mesero. ¿Es que acaso algunos sirven y otros se sirven?

Un mesero, garzón o camarero debe realizar bien su trabajo; por qué lado servir y retirar los alimentos, las bebidas, respetar el ritmo de los clientes, afrontar imprevistos que pudieran surgir además de informar correctamente todo lo relacionado al establecimiento, para ello debe conocer el menú a la perfección, sencillamente porque esa es su profesión y se especializó para eso, para ser un buen anfitrión, para hacer placentera la estadía de quienes acuden a ese restaurante. Así como hay personas que estudian y se especializan en geriatría o las personas que estudian para ser médicos, parvularios y otras tantas profesiones de servicio, lo hacen por vocación y no por obligación, como nosotros los ceremonialistas y protocolistas que estamos detrás del escenario donde nadie nos ve ni nos conoce, y menos sabe que estamos detrás de grandes eventos y que en muchas oportunidades no solo corremos sino que también levantamos sillas, o decoramos ambientes y no solo estamos al lado izquierdo de las más altas autoridades saliendo en muchas oportunidades en imágenes de prensa junto a presidentes. Nosotros lo hacemos por vocación y sabemos que sin nosotros no sería viable un evento con óptimos resultados al igual que un restaurante o establecimiento similar no sería reconocido y mucho menos tendría clientes si no tuviera el ingrediente especial, el capital humano que permite que con su trabajo los clientes tengan una experiencia que a corto plazo deseen volver.

No se trata de servidumbre, se trata de vocación, algunos tienen vocación de servicio y son el complemento ideal para lograr cosas importantes, sin un buen mesero definitivamente no habrá un buen establecimiento de comida, si no hay quien brinde una atención esmerada y sobre todo especializada en un restaurante, con seguridad que nunca será un lugar de comida exitoso.

Tomen en cuenta la importancia que tiene un mesero, a quien muchas veces llamamos con un silbido, chiflido o con las palmas y muchas otras, los más audaces a gritos…

El éxito de un establecimiento no sólo depende de la calidad de sus productos y lo que ofrece, sino también del comportamiento y profesionalidad de su personal, y cuando hablo y repito el término “profesional”, no me refiero a que cada mesero tiene un cartón que así lo acredite pues no todos tienen la misma suerte o las mismas oportunidades, sino a quien hace su trabajo entregando todo de sí, haciéndolo por vocación, con amor y porque saben que son tan importantes como cualquiera de nosotros.

De la misma manera, nosotros debemos respetar y valorar su trabajo, detrás de un delantal hay una persona que lucha día a día por ser mejor como cada uno de nosotros y merece nuestro mayor respeto.

Si bien hace algunos años atrás no habían las mismas oportunidades que hoy para especializarse en esta profesión, hoy sí es posible, y una gran cantidad de jóvenes, independientemente de su situación socio económica, han optado por este camino.

Si esperamos que el mesero recoja la servilleta en lugar de hacerlo nosotros mismos, o si no le pasamos nuestro plato una vez que hemos terminado en lugar de que el mismo sea quien lo recoja, no es por que deseamos menospreciarlo ni mucho menos, sino porque son fórmulas de comportamiento y tienen una razón de ser…



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