Es un tema cultural que debemos aprender a respetar…
Los buenos modales siempre son los mismos, en casa o cuando estamos invitados a un almuerzo o cena si hablamos de etiqueta en la mesa, incluso en un restaurante nuestro comportamiento debe ser el mismo, es por esta razón que siempre recomiendo hacer habitual el ejercicio de las buenas maneras y costumbres.
No por estar en casa vamos a relajarnos y hacer las cosas mal. Aun en la intimidad, nuestros buenos modales deberían ser naturales y espontáneos, sin la necesidad de tener que aparentar cuando estamos delante de otras personas. Aun en la soledad debemos comportarnos como si todo el mundo tuviera los ojos puestos en nosotros, pues nuestro buen comportamiento debe convertirse en un hábito y nuestra conducta será natural.
Tan solo hace falta algunos segundos para darnos cuenta quien tiene una verdadera educación y quien no, porque no pasara mucho tiempo hasta notar la hilacha o como dirían mis queridos amigos mexicanos, correremos el riesgo de que nos dediquen la expresión “ya sacó el cobre”.
Además, es muy importante pensar que si tenemos niños en casa, con mayor razón debemos cuidar nuestros hábitos y dar un buen ejemplo, tener un comportamiento siempre adecuado, porque “las conductas, como las enfermedades, se contagian de unos a otros” (F. Bacon).
Utilizar la servilleta en el regazo, no sorber la sopa, consomé o bebidas, utilizar los cubiertos de manera adecuada y únicamente para tomar los alimentos, seguir el ritmo de la comida respetando los tiempos, no hablar con la boca llena o no beber cuando aún tenemos comida en la boca, limpiarnos las comisuras de los labios con la servilleta antes y después de beber algún líquido, evitar algunos temas de conversación, permanecer siempre con la espalda erguida y sin apoyarla en el respaldo de la silla, no apoyar los codos en la mesa o hábitos como colocar el celular a lado de los cubiertos, que hoy en día se ha convertido en algo casi normal en algunos lugares pero que definitivamente no está bien, o la agenda, el pinta labios, las llaves del auto, lentes y tantos otros objetos que no deben estar nunca en la mesa, son solo algunas de las cosas que debemos evitar.
¿Pero se pusieron a pensar que estas normas o pautas de comportamiento no son para todos?
Por supuesto que no, ya que existen muchas culturas, y por lo tanto diferentes hábitos y costumbres. Nada de esto aplicaría en sociedades y países asiáticos, en la China por ejemplo, es normal emitir sonidos al comer, para comenzar ellos utilizan los llamados palillos chinos en lugar de cubiertos, en la India, Afganistán, Pakistán entre otros, comen con las manos generalmente ayudándose de un pan que se asemeja a una tortilla (roti, naan o chapati), porque ellos consideran que la comida es divina y es necesario disfrutarla no solo saboreándola a través del sentido del gusto, sino también con el sentido del olfato, la vista y el tacto, en Ghana el Fufu se come con las manos mientras que para otros alimentos utilizan una cuchara y así podemos seguir nombrando un sin número de países y culturas que son distintas y tienen una etiqueta que posiblemente no sea la misma que nosotros conocemos en esta parte del hemisferio, pero eso no significa que este mal.
Pero no necesitamos ir tan lejos si tenemos la oportunidad de disfrutar de una costumbre milenaria de la cultura andina, que perdura hasta nuestros días y que también tiene su propia etiqueta que por cierto nada tiene que ver con la que conocemos, hablo del “apthapi” que es una práctica cultural de los pueblos y naciones andinas que se ha preservado desde tiempos prehispánicos entre las comunidades aimaras.
El concepto y la lógica del apthapi es más que interesante, dentro de la cosmovisión andina, se trata de compartir comida en contacto directo con la naturaleza… con la tierra, todos llevan distintos alimentos, sus mejores cosechas para compartir, los comensales se sientan en el suelo para estar en contacto directo con la Pachamama.
Se tiene un profundo respeto por los alimentos, si sobró no se bota, tampoco se rechazar. Dentro la cosmovisión andina la comida es considerada un sujeto de vida, por lo tanto bajo esta lógica, la comida “puede llorar” por lo que cuando sobra, el Mallku junto a su esposa invitan a alzar los alimentos que sobraron y en última instancia son ellos mismos los que reparten a los asistentes para que no sobre nada.
Cuando se trata de un apthapi entre autoridades o encuentro de ayllus o comunidades, la comida que sobró se la entregan a los comunarios que llegaron desde lejos para que puedan alimentarse en el camino de retorno a su comunidad.
Sobre este último punto podemos mencionar mucho más, pero ahora la pregunta es:
¿Aun pensamos que comer sentados en silla, alrededor de una elegante mesa y saber utilizar los cubiertos con un servilleta puesta en el regazo corresponde a la única y verdadera etiqueta?
Pues no señores, cometería un error garrafal si así lo afirmo, ya que cada cultura tiene su etiqueta y va de acuerdo a sus raíces y costumbres, lo que quiere decir que si voy a la India y no me dan cubiertos para comer, seguramente no pondré cara de sorpresa, tomaré un pan “chapati” y aprenderé a comer con las manos viendo como los demás lo hacen, y si tengo el privilegio de ser invitada a un apthapi, pues con mucha sencillez me sentaré en el suelo para disfrutar esos deliciosos manjares.
Por sobre todas las cosas debe primar mucho respeto por las diferencias culturales ya que lo que en una cultura está bien, en otra puede estar mal. Eso es saber ser y saber estar, uno se adapta y disfruta a donde va sin mayor aspaviento, y si no puede hacerlo… pues no va.
Concluimos entonces con que la etiqueta no es la misma para todos… es un tema cultural que debemos aprender a respetar siempre con mucha humildad.
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