Cuando nada es suficiente, anfitriones…
Ser anfitrión es un arte y no se refiere únicamente a quien invita un almuerzo en casa o paga la cuenta en un restaurante, ser anfitrión es mucho más que eso, y quien tiene el privilegio de serlo, debe tomar en cuenta muchos detalles que harán que se destaque como tal.
Quien invita debe estar consciente que debe hacer hasta lo imposible para que sus invitados se sientan bien y tengan una permanencia maravillosa e inolvidable mientras estén bajo su techo, debe brindarles lo mejor de sí.
Para ser un buen anfitrión debemos tener la capacidad de relacionarnos con facilidad y contar con una buena plática es elemental. Poseer habilidades sociales no solo es tomar la agenda e invitar algunas personas a comer, la cortesía es fundamental…
Si no tenemos conocimientos básicos de cómo ser un buen anfitrión corremos el riesgo de provocar todo lo contrario a lo deseado.
Si hablamos de una cena de negocios por ejemplo, podríamos incurrir en errores involuntarios de protocolo que si no son considerables, pueden ser suficientes para perder la oportunidad de una relación de negocios importante.
Un anfitrión es una persona que por un tema personal, laboral, empresarial y por supuesto oficial invita a otra persona o varias (según el contexto), una recepción que bien puede ser desde un simple desayuno, almuerzo, cena, cóctel u otro.
Quien se considere un buen anfitrión, sabe que el éxito de cualquier acto o evento esta hasta en los detalles más pequeños.
Muy importante es que el anfitrión sepa estimular conversaciones que sean de interés general, pero no solo debe saber iniciar una conversación, sino mantenerla y procurar animarla para que no se torne aburrida, si el tema no tiene más que ofrecer, el anfitrión debe tener la capacidad de proponer otra de manera espontánea y natural.
Hablar de política y religión, muchas veces no es lo más adecuado, por supuesto no hay una regla que así lo determine, nadie puede imponer temas de conversación, solo se trata de sentido común, mientras haya respeto y consideración por los demás todo estará bien, pero por prudencia siempre es mejor evitar estos temas porque una vez que alguien haya perdido la mesura, será un poco difícil recuperar la temperatura cordial del momento, habremos tenido un impase que posiblemente pudimos haber evitado.
Sabemos que siempre hay personas sensibles a determinados temas, en otros casos también hay los apasionados, es por esta razón sugiero rehuir estos temas, y recordemos que hablar de enfermedades ya es desagradable por sí solo, así que hacerlo durante la comida no es nada apropiado.
Una conversación debe fluir de manera natural… en el intento de causar buena impresión y rehuir temas desagradables, muchas veces incurrimos en el error de hablar de nuestros viajes, de arte y de experiencias que posiblemente hayan sido muy gratas para nosotros, pero corremos el riesgo de pasar por personas vacías e insustanciales.
Como anfitriones, tratemos siempre de buscar temas que sean de interés de todos los presentes, es por esta razón que antes de invitar, debemos evaluar si existirá afinidad entre los invitados, respecto a sus gustos, actividades e incluso la edad.
Un anfitrión ha tenido éxito, cuando ha logrado que sus invitados hayan tenido una experiencia inolvidable.
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